lunes, 30 de noviembre de 2020

28 segundos en el infierno

La noche de Sakhir fue testigo del renacer de Romain Grosjean. El piloto francés de la escudería americana Haas disputaba ayer la traca final de su carrera en F1. Solo le quedaban tres carreras y diría adiós a la categoría reina, después del anuncio de su no renovación. 

Arrancaba el GP de Bahréin con mucho movimiento de posiciones, con toques y mucha agresividad. Cuando Grosjean al verse tapado por una lucha de dos coches delante de él, decidió desplazarse a la derecha del trazado sin saber que tenía a Kvyat en ese lado; el cual le tocó el neumático derecho trasero y perdió totalmente el control del coche que acabó impactando contra el guardarrail en un ángulo complejo. 

Con un impacto que supero más de 50G, se apreció en imágenes una gran bola de fuego que inmediatamente provocó el corte de imágenes del suceso. ¿Es por protocolo? Sí, pero generó una gran angustia entre aficionados y los propios pilotos, mecánicos y personal del circuito. La carrera se detuvo y todos regresaron al pitlane esperando recibir noticias. Con el miedo metido en el cuerpo mostraron al piloto algo mareado sentado en el coche médico. Estaba bien y todos respiraron tranquilos. 

Un milagro sobrevoló el desierto

El accidente de ayer en la primera curva nos recordó la tragedia de Niki Lauda en Nürburgring en el año 76 o el pit stop infernal de Jos Verstappen en el 94. ¿Por qué se incendió de esa forma? Hacía años que no veíamos un accidente así, pero al partirse el monoplaza se derramó el combustible con otros líquidos provocando la llamarada. Y, no fue solo eso, el coche quedó incrustado dentro del guardarrail, así que, salió sin magulladuras graves gracias al Halo. 

En definitiva, ayer se alinearon absolutamente todos los astros y funcionaron a la perfección todos los protocolos de seguridad que lleva implantando y revisando la FIA en las últimas décadas. Se vivió uno de los accidentes más aparatosos y angustiosos de los últimos años en F1 y si salió Grosjean por su propio pie es debido al trabajo de la FIA y de todos aquellos que perdieron la vida en un circuito para hacer más segura esta categoría hoy en día -aunque, el riesgo 0 no existe-. 

Ayer se puso a prueba el cockpit de fibra de carbono más duro que el acero que quedó de una sola pieza; el Halo que salvó su cabeza, y por tanto su vida; el Nomex que evita las quemaduras más 11 segundos en el fuego; un equipo médico veloz que estuvo ahí en cuestión de segundos -también gracias que el accidente sucedió en la primera vuelta-; y, a los protocolos de evacuación del piloto que deben ser en 10 segundos. También, por supuesto, al propio Grosjean que huyó por el diminuto agujero que quedaba en busca de salir de la nueve de gases y fuego en la que estaba sumergido.  

Hoy, sabiendo que Grosjean está bien -solo con algunas quemaduras-, podemos dar las gracias al trabajo de Sid Watkins, Charlie Whiting, Ian Roberts, el legado de Ayrton Senna, de Jules Bianchi, de Maria de Villota, de Niki Laura... y de tantos otros, que han trabajado y trabajan para mejorar la seguridad de este deporte. Simplemente: ¡Gracias!

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